Instalación de letras de neón blanco sobre pared, con el siguiente texto:
Contexto a partir de la lectura de Documanidad de Maurizio Ferraris:
Las máquinas no mueren, quien muere es el alma. Vinculada a un cuerpo hecho de procesos orgánicos irreversibles, nace, crece, y finalmente, muere. Es por esto que tiene necesidades, que tiene prisa. Es por eso que construye espejos donde mirarse y fabrica autómatas a los que conferir fines. Su urgencia, su final seguro, moviliza a la máquina para que la ayude a retrasar todo lo posible lo irreversible absoluto.
Pero el reloj no pretende decirnos qué hora es. El hecho de que pueda estar señalando el momento exacto de la muerte del alma que lo construyó, no significa que pretenda decirnos nada. Está hecho, como otras máquinas, para responder a los fines del alma. Sin ellos, su tic-tac carece de sentido. Sostiene Ferraris que la diferencia fundamental no es que la una exprese significados y el otro se limite a ilustrarlos, a operar con ellos; sino que la primera es un organismo que muere, y el segundo, un mecanismo que itera. Yo muero; ello itera.
Otra manera de decirlo es: las máquinas no poseen vida, no pueden morir; y por eso precisamente pueden prometer supervivencia al alma. En su trato sistemático con ellas, el alma primero compensa sus deficiencias y alarga su vida, y cuando muere, pretende conservar sus huellas y recrear sus sueños. A partir de aquí, lo humano crece en la interacción del organismo que somos junto a todos los suplementos creados, duros y blandos; manifestándose como sentido transmisible y necesario en la repetición de todos y cada uno de los ciclos mecánicos, de las acciones expandidas, de las convexidades artificiales, de los relatos; es el excedente que se esconde tras los puros clicks, la enunciación de prompts o la construcción de conjuntos de datos: lo que ahora llamamos inteligencia artificial no es sino el epítome del autómata en busca de almas de las que alimentarse, y a un tiempo, la penúltima pretensión de supervivencia del alma en las iteraciones infinitas de la máquina.
A raíz de la creación de dispositivos de digitalización, el cuerpo y piel de la imagen se ha desmaterializado, llevando su fisicidad a otro contexto dentro de las prácticas artísticas. Tapetum Lucidum es una propuesta que parte de mi investigación artística sobre la materialidad y visualidad de la imagen-luz. Me baso en la reformulación de los elementos propios de los sistemas de captación y reproducción de imágenes tales como el escáner, el proyector, la fotocopiadora, las cámaras tanto analógicas como
digitales… El ejercicio se basa en volver física la luz partiendo de una imagen fotográfica, llevada a otra materialización posible más allá de lo fotográfico. En este caso los píxeles de la imagen digital se vuelven tangibles y analógicos mediante su materialización física, estableciendo una relación híbrida entre diferentes formas de imagen.
Mi interés reside en querer dar forma al elemento que nos permite ver, y para ello propongo obras cuyo resultado viene de la transformación de la imagen (cualquiera que sea esta) al pasarla por diferentes dispositivos y soportes (materiales fotosensibles, pantallas, proyecciones,…). Mediante este proceso puedo analizar sobre las hibridaciones entre dispositivos que van a capturar, visualizar y reproducir imágenes, en los que hay luz tanto en su origen como en su materialización final.
Díptico que utiliza IAs generativas para crear una ficción documental. La pieza opera como un autorretrato o identidad colectiva. Construida a partir de los relatos de migrantes de distintos orígenes, que han compartido experiencias vitales con el artista.
A través de este trabajo se propone una reflexión sobre la relación entre la distorsión de la identidad, la percepción temporal y la mediación de algoritmos para la creación y exhibición de la imagen-movimiento.
graphIA es una aproximación tipográfica a las imágenes generadas con Inteligencias Artificiales, especialmente al texto presente en ellas. Dadas las limitaciones técnicas o éticas con que cuentan estas tecnologías, no generan texto dentro de sus imágenes, sino aproximaciones visuales que se asemejan a contenido textual. En este proyecto exploro las cualidades de esos textos a partir de resultados visuales generados con Stabble Diffusion hasta crear un espécimen tipográfico que reúne un reducido alfabeto en palo seco de caja alta.
Sus tres rasgos distintivos son la confusión, producida por la mezcla entre unos signos y otros; la imprecisión, debido a los bordes difuminados, trazos titubeantes y la aproximación a las formas de manera poco nítida; y la inconsistencia, dada la incapacidad para estabilizar los criterios y realizar todos los glifos iguales. En consecuencia, graphIA no es una fuente tipográfica, solo una aproximación.
Me interesa explorar el texto y las paradojas que ello supone cuando se trata de trabajar con Inteligencias Artificiales generadoras de imágenes: estas herramientas se alimentan de texto (prompt) pero tienen dificultades para responder con letras sobre la imagen. Abordo el proyecto desde el diseño gráfico, trabajando con las grafías deformes que genera la IA para construir ese abecedario que parte de errores de construcción. Me ayuda a reflexionar acerca de los fallos o errores que se producen en las imágenes creadas artificialmente, el tratamiento de las letras como imagen y la capacidad de generar grafías asémicas.
El Hortus Eystettensis es un atlas botánico emblemático en el campo de la botánica y la ilustración de plantas, creado por Basilius Besler y publicada por primera vez en 1613. Fue encargado por Johann Konrad von Gemmingen, príncipe-obispo de Eichstätt en Baviera, Alemania, para documentar la extensa colección de plantas del jardín del palacio episcopal de Eichstätt. Consta de más de 1.000 grabados de plantas representadas en su tamaño natural y que están meticulosamente detalladas, mostrando desde las flores hasta las raíces, lo que permite una identificación botánica clara. Las plantas están organizadas según las cuatro estaciones del año, reflejando el ciclo de crecimiento y floración a lo largo de los meses. Esta organización no solo sirve como una guía de jardinería, sino que también ofrece una visión poética del cambio estacional en los jardines.
En esta obra retomo esta idea del atlas que muestra un cambio para crear un Atlas distópico sobre el impacto del cambio climático en las plantas y la biodiversidad de mi jardín. En esta obra emplearé imágenes de las plantas de mi jardín usando GPT 4 para generación de imágenes inspiradas por el atlas botánico Hortus Eystettensis, y usando varios prompts sobre el cambio climático.
En la video-instalación Dissolutio, derramarse, disolverse, morir II, (Hylé), (2014-24) se entremezcla una huella de un proceso hídrico con una proyección o vibración artificial. El proceso de la obra se inició hace diez años cuando se llenó de agua este estanque férreo, durante la muestra Dissolutio (Sala Kutxa Boulevard, Donostia, 2014). El agua se evaporó dejando un rastro de óxido y descomposición matérico; una mutación visible del elemento agua, evidenciando un cambio inherente al tiempo y al caos ambiental.
La obra en la versión II (Hylé) incorpora una video-proyección creada con la imagen del estanque originario que el artista Jaime de los Ríos interpreta con programación de código numérico; así, la vibración del agua se vuelve a manifestar por el fluir de bites interactuando sobre el monstruo caótico o Hylé. El lenguaje binario se entrecruza con la vibración del agua y sus procesos biológicos; de modo que el número compenetra y armoniza el caos primitivo o protomateria Hylé según Nicómaco de Gerasa e Hildegarde de Bingen.
Desde un enfoque biológico, sobre este lecho de magma rojo acontecen polaridades, dulce/ácido, húmedo-seco, tras el proceso de acidificación y evaporación; lo que recuerda el estado anterior a la creación de la vida en el planeta e incluso a Marte. Sin embargo, en la Tierra habla del estado actual de destrucción de la biosfera, provocada por la actividad humana y la constante explotación y destrucción de la Naturaleza, lo que conlleva a la extinción de la vida.
Desde una perspectiva de orden cósmico, el agua tintada de rojo se transforma en sangre y como elemento pasivo y de disolución se enfrenta a la sequedad y al calor del elemento fuego –un elemento activo–. Paradójicamente, en esta transformación constante de elementos se produce una transferencia de dualidades, habla de la naturaleza de la energía; una danza continua de interconexiones dentro de una infinita e inseparable telaraña cósmica (F. Kapra, 2002), lo que provoca una paradoja frente al estado actual, una serpiente que se fecunda, que se mata y se vuelve a generar así misma.
Kapra, (2002). El Tao de la Física.
¿Cómo pueden las IA generativas alimentar una memoria que ya es sintética, es decir, que, como dominio que surge de un proceso de creación artística, ya funciona al margen del procesamiento de información entrante por los sentidos? Decir que funciona (así) es como decir que se recupera al margen de ese procesamiento automático, o sea, que no hace uso de conocimientos previos, sino que, cada vez que se pone en uso, cada vez que se tiene acceso a ella, provoca un cambio de los modos (de aprendizaje, de acceso). En ese sentido ¿no se parecería al funcionamiento de las IA generativas, que “no pueden relacionar lo recién aprendido con lo que habían aprendido anteriormente (..)” (López de Mántaras Badia, 2023, p. 49)?. Y, a partir de ahí, ¿en qué se diferenciaría? Siguiendo a von Foerster, diríamos que se trata de una memoria ‘sin tiempo’: una que presupone una cadena de procesos cognitivos en los que el tiempo se ha abandonado. (1987, p. 70); también podríamos decir que es externa, desencarnada, que no se vale de una cadena de representaciones neocorticales para llegar a un percepto. De cualquier manera, la diferencia estaría, otra vez, en el modo, en el acceso. Pero, siendo como es que detrás de la programación y del uso de los algoritmos de las IA generativas están las personas, ¿cómo son parte de esa memoria sin tiempo las imágenes generadas?
Lo que trato de hacer es dar lugar a un corpus de imágenes generadas, alimentándolas con imágenes de mis propios trabajos, y que luego tomen cuerpo de imaginario al pasarlas por una transformación pictórica sistematizada.
Busco profundizar en el carácter desencarnado de esas imágenes generadas y en la consiguiente pérdida de información que eso supone. Transformarlas pictóricamente es como volver a ponerles la memoria de ese cuerpo que por defecto acarrean, como volver a recuperar esa unidad de información perdida.
López de Mántaras Badia, Ramon (2023). Inteligencia Artificial versus inteligencia humana. En IA: inteligencia Artificial. AI: Artificial Intelligence. CCCB.
Foerster, Heinz von (1987). Tempo e memoria. En Sistemi che osservano. Astrolabio